El depósito de hormigón y el vino.
La fermentación del vino en depósitos de hormigón es un proceso fascinante que combina la tradición vinícola con la innovación en diseño de tanques de vinificación. Los depósitos de hormigón han ganado popularidad en los últimos años debido a sus propiedades únicas que influyen en la calidad y el carácter del vino. En este artículo, exploraremos en detalle cómo se lleva a cabo este proceso, sus beneficios y por qué algunos enólogos prefieren este método.
En el corazón de la vinificación se encuentra la fermentación, un proceso bioquímico que transforma el mosto de uva en vino. Durante siglos, los viticultores han utilizado una variedad de recipientes para llevar a cabo esta transformación, desde ánforas de barro hasta barricas de roble. Sin embargo, en la actualidad, los depósitos de hormigón han emergido como una opción atractiva.
Estos depósitos ofrecen una serie de ventajas únicas. En primer lugar, el hormigón es poroso, lo que permite una microoxigenación controlada del vino durante la fermentación. Esto puede resultar en una mayor complejidad aromática y una mayor estabilidad del color en el vino final. Además, el hormigón mantiene una temperatura más constante, proporcionando un entorno de fermentación más controlado en comparación con otros materiales.
El diseño de los depósitos de hormigón también juega un papel crucial. La forma y el tamaño del tanque pueden afectar la extracción de compuestos fenólicos de las pieles de uva, influyendo en el perfil de sabor y textura del vino. Algunos depósitos están revestidos con epoxi para evitar la interacción entre el vino y el hormigón, mientras que otros confían en la porosidad del material para contribuir a la complejidad del vino.
La elección del tipo de hormigón también es esencial. Algunos enólogos prefieren el hormigón tradicional, mientras que otros optan por versiones modificadas con aditivos que pueden afectar las características del vino. La clave está en encontrar el equilibrio adecuado entre las propiedades del hormigón y su impacto en el perfil organoléptico del vino.
Durante la fermentación en depósitos de hormigón, las levaduras presentes en el mosto comienzan a transformar los azúcares en alcohol y dióxido de carbono. La porosidad del hormigón permite que este gas se libere gradualmente, evitando problemas de liberación abrupta que pueden ocurrir en otros tipos de recipientes. Además, la temperatura constante del hormigón favorece un desarrollo lento y controlado de los sabores y aromas del vino.
Un aspecto interesante de la fermentación en depósitos de hormigón es su capacidad para resaltar las características específicas del terruño. Al permitir una interacción más sutil entre el vino y el recipiente, se puede preservar la identidad única de la uva y la región vinícola. Este enfoque se alinea con la creciente tendencia hacia vinos que reflejan de manera auténtica su lugar de origen.
En términos de sostenibilidad, los depósitos de hormigón también presentan ventajas. A diferencia de las barricas de roble, que tienen una vida útil limitada, los depósitos de hormigón son duraderos y requieren menos mantenimiento. Además, el proceso de fabricación del hormigón puede ser menos intensivo en energía en comparación con la producción de barricas de madera.
A pesar de todas estas ventajas, la fermentación en depósitos de hormigón no es la elección ideal para todos los tipos de vinos. Algunos enólogos prefieren la influencia de la madera en ciertos estilos, y los depósitos de acero inoxidable siguen siendo populares para vinos blancos y otros estilos que se benefician de un entorno más neutro.
En conclusión, la fermentación del vino en depósitos de hormigón es un proceso complejo que combina ciencia, arte e innovación. Estos tanques ofrecen a los enólogos la posibilidad de experimentar con diversos factores que afectan al vino, desde la porosidad del hormigón hasta el diseño del tanque. A medida que la industria vinícola continúa evolucionando, es emocionante observar cómo los enólogos aprovechan estas herramientas para crear vinos que reflejan no solo la calidad de la uva, sino también la influencia única de los depósitos de hormigón en el proceso de fermentación.
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